domingo, 18 de diciembre de 2022

Mis lugares míticos. - Egipto 40

 

Dinastía Ptolemaica (1)

Orígenes




Para conocer mejor el origen y las razones que llevaron a reinar en Egipto y a constituir una dinastía a estas personas, originarias de Macedonia, es necesario remontarse a fechas anteriores.

Concretamente, a la época conocida como la Segunda invasión Persa, entre los años 343-332 a.C. Ocupaba el poder del Imperio persa Artajerjes III. A su muerte, le sucedieron Arses, y, tras su breve reinado, subió al trono Darío III, que fue el último emperador del citado impero, que finalizó tras ser derrotado por los macedonios en las batallas de Gauganela e Isso.

En tanto que, en Macedonia, a raíz del asesinato de Filipo II el Grande, pasó a sucederle su hijo Alejandro (al que más adelante se conoció como Alejandro Magno), que extendió sus dominios tras sus victoriosas campañas.

Alejandro conquistó grandes extensiones de territorio en poco tiempo, Tracia y gran parte de la península de Anatolia, llegando a Egipto entre el 332 y el 331 a.C., tras bajar por la zona que actualmente forman la frontera sirio - palestina. Todas estas conquistas fueron en detrimento territorial del moribundo imperio persa.

La rápida conquista del territorio egipcio por parte deAlejandro Magno sepuede comprender si tenemos en cuenta la política de terror que habían llevado a cabo los persas, que saquearon templos y destruyeron ciudades, por lo que los egipcios no solo no se resistieron al avance macedónico, sino que celebraron triunfalmente su llegada.

Previamente a que Ptolomeo I Sóter se hiciera coronar rey de Egipto en 305 a.C., iniciando la que sería la última dinastía egipcia,el trono del país había sido ocupado por Alejandro Magno, y,posteriormente por su hermano Filipo Arrideo, a quien le sucedió Alejandro IV(317-310 a.C.), hijo del conquistador macedónico con su esposa Roxana.

Ptolomeo I,para mostrar una aparente  legitimidad para su reinado, llevó a cabo dos estrategias: Por una parte, se presentó como elheredero directodel último monarca legítimo de Egipto, Alejandro Magno. Para ello, ya años antes había interceptado el cadáver del conquistador a su paso por Damasco, llevándolo a Alejandría, la ciudad que fundó durante su breve estancia en Egipto, en vez de aVergina, la necrópolis real de Macedonia. Por otro lado, en el momento de coronarse rey se casó con una hija deNectanebo II(360-343 a.C.), el último soberano autóctono egipcio, de modo que no solo era el heredero directo de Alejandro, sino también el descendiente de la última dinastía propiamente faraónica.

        

miércoles, 4 de mayo de 2022

Mis lugares míticos.- Egipto 39

 

Las dinastías






Durante el devenir de la serie de escritos que he realizado sobre el tema. He mencionado de forma reiterada el concepto de dinastía. Incluso en la segunda entrega incluí una cronología de las mismas, que los egiptólogos utilizan  para señalar reinados y hechos históricos fundamentales para ubicarlos en su tiempo y contexto.

¿Qué es y que representa una dinastía en el Egipto faraónico? De una manera reduccionista podríamos definirla cómo”conjunto de gobernantes que proceden de una misma familia”.

 Este concepto  no es del todo cierto siempre.  En periodos de transición se ha dado el caso de que el padre está encuadrado en una dinastía y el hijo en la siguiente. Tampoco fue infrecuente que el siguiente monarca, fuese algún allegado, sin vínculos de parentesco, como los últimos faraones de la XVIII dinastía.

Los egiptólogos ligan el inicio de dinastía con cambios importantes en las liturgias, generalmente impulsadas por el grupo que tomaba las riendas del poder político. Desde el inicio de la historia egipcia, la política y la religión (al igual que en todas las culturas antiguas y actuales) estaban separadas por una tenue frontera. Como prueba que hasta la dinastía XIX los faraones al morir  pasaban a ser dioses. Esta situación  se mantuvo hasta el reinado den Ramsés II que se transformó en un dios viviente, cómo todos sus sucesores.

La definición adecuada sería la siguiente: “Periodo que transcurre entre modificaciones de liturgia y que generalmente estaba regida por miembros de la misma familia y allegados y afines”.

Esta definición está en con contradicción aparente con la revolución religiosa promovida por el faraón de la XVIII dinastía Amenhotep IV, que tras abrazar el monoteísta culto a Atón paso a denominarse Akenatón , declarando esta religión cómo la oficial del estado.

La pregunta que inmediatamente surge es: ¿Cómo es posible que con este cambio tan drástico no se iniciara una nueva dinastía?  La respuesta está implícita en la definición de dinastía. No hay variación litúrgica. Hay una religión apócrifa que intenta sustituir a la tradicional.

Esta tentativa, que en modo alguno alteró la liturgia y modelo de la religión tradicional. Tuvo un corto recorrido. Ya que apenas se mantuvo vigente tras la muerte del instigador. Amenhotep IV o Akenatón, fue declarado faraón  hereje y la religión que él implantó, fue desmantelada física y espiritualmente.  Prácticamente se borró de la historia oficial.

Los últimos tiempos  del periodo de Amarna; como se le conoce, fue un periodo históricamente obscuro. Tutankatón, uno de sus sucesores e hijo suyo, volvió a implantar como oficial la religión oficial el culto a Amón escenificando la restauración con su cambio de nombre por el de Tutankamón con el que pasó a la historia e incidentalmente a la fama gracias a Howard Carter.    


martes, 15 de marzo de 2022

Mis lugares míticos.- Egipto 38



Esoterismos, ovnis y similares






Una clase de preguntas con las que nos hemos encontrado todos los interesados en el antiguo Egipto, y que son muy difíciles de contestar saliendo airoso del trámite están relacionadas con OVNIS, extraterrestres, y todo tipo de cuestiones esotéricas. Es muy arduo porque el interlocutor tiene unas firmes creencias, y no valen argumentar en contra. Cuanto más absurda es la creencia, más difícil es erradicarla, y no únicamente en este tema.

Hecha esta aclaración como preámbulo, y volviendo a la cuestión que nos ocupa, estoy plenamente convencido de que no existe ninguna duda razonable sobre la carencia de ayuda extraterrestre en los logros culturales y técnicos de los antiguos egipcios. Este convencimiento no viene solo de mis especulaciones mentales personales, que tendrían el mismo peso específico que aquel que aportan los sustentadores de teorías antagónicas. Me baso en las conversaciones mantenidas con expertos y estudiosos del antiguo Egipto, que han estudiado en centros reconocidos mundialmente, y que han trabajado en excavaciones. También en lecturas de eruditos en la materia.

Sin embargo, la prueba más evidente e irrefutable viene dada por la propia idiosincrasia de la sociedad del Egipto faraónico, donde todo se escribía, todo se documentaba, todo se inventariaba. Existen relaciones de todos sus faraones, de los altos dignatarios, de los trabajadores en las grandes obras. Se conocen los orígenes de todos los relacionados, y, a pesar de tan detalladas relaciones, no hay, ni tan siquiera indicios de ayudas alienígenas.

Junto a la Gran Pirámide hay construcciones para los hombres que trabajaron en ella, y, como dato anecdótico, se encontró en una estancia a la que no tienen acceso los visitantes un grafiti en el que se podía leer el nombre de uno de los trabajadores, posteriormente identificado en los censos de quienes trabajaron en la magna estructura.

Tampoco hay nada en su pintura, tan dada a mostrar escenas cotidianas, algún atisbo que nos sugiera la posibilidad de encuentros con otras civilizaciones no terrestres. Otro tanto podemos decir de sus representaciones escultóricas, que siempre representan a seres humanos o a animales de su entorno.

Por otra parte, sobre la imposibilidad aparente de realizar los grandes proyectos con la tecnología de esas época, cada vez se van encontrando pruebas y formulando teorías que muestran que la realización era posible.

Aún siendo significativos estos ejemplos, lo son más que en sus creencias religiosas, tanto de su cosmogonía como del mito osírico, no hay ningún pasaje ni personaje relacionado con el espacio exterior.

Para mayor abundamiento, en su literatura de ficción, en la que resultaría más probable alguna referencia a posibles encuentros con seres de otros mundos, tampoco se encuentra ninguna referencia a seres de otra procedencia. A diferencia de la cultura Maya en la que hay de elementos que sí podrían interpretarse como contactos con seres de otros orígenes.