Una clase de
preguntas con las que nos hemos encontrado todos los interesados en el antiguo
Egipto, y que son muy difíciles de contestar saliendo airoso del trámite están
relacionadas con OVNIS, extraterrestres, y todo tipo de cuestiones esotéricas.
Es muy arduo porque el interlocutor tiene unas firmes creencias, y no valen
argumentar en contra. Cuanto más absurda es la creencia, más difícil es
erradicarla, y no únicamente en este tema.
Hecha esta aclaración
como preámbulo, y volviendo a la cuestión que nos ocupa, estoy plenamente
convencido de que no existe ninguna duda razonable sobre la carencia de ayuda
extraterrestre en los logros culturales y técnicos de los antiguos egipcios.
Este convencimiento no viene solo de mis especulaciones mentales personales,
que tendrían el mismo peso específico que aquel que aportan los sustentadores de
teorías antagónicas. Me baso en las conversaciones mantenidas con expertos y
estudiosos del antiguo Egipto, que han estudiado en centros reconocidos
mundialmente, y que han trabajado en excavaciones. También en lecturas de
eruditos en la materia.
Sin embargo, la
prueba más evidente e irrefutable viene dada por la propia idiosincrasia de la
sociedad del Egipto faraónico, donde todo se escribía, todo se documentaba,
todo se inventariaba. Existen relaciones de todos sus faraones, de los altos
dignatarios, de los trabajadores en las grandes obras. Se conocen los orígenes
de todos los relacionados, y, a pesar de tan detalladas relaciones, no hay, ni
tan siquiera indicios de ayudas alienígenas.
Junto a la Gran
Pirámide hay construcciones para los hombres que trabajaron en ella, y, como
dato anecdótico, se encontró en una estancia a la que no tienen acceso los
visitantes un grafiti en el que se podía leer el nombre de uno de los
trabajadores, posteriormente identificado en los censos de quienes trabajaron
en la magna estructura.
Tampoco hay nada en
su pintura, tan dada a mostrar escenas cotidianas, algún atisbo que nos sugiera
la posibilidad de encuentros con otras civilizaciones no terrestres. Otro tanto
podemos decir de sus representaciones escultóricas, que siempre representan a
seres humanos o a animales de su entorno.
Por otra parte, sobre
la imposibilidad aparente de realizar los grandes proyectos con la tecnología
de esas época, cada vez se van encontrando pruebas y formulando teorías que
muestran que la realización era posible.
Aún siendo significativos
estos ejemplos, lo son más que en sus creencias religiosas, tanto de su
cosmogonía como del mito osírico, no hay ningún pasaje ni personaje relacionado
con el espacio exterior.
Para mayor
abundamiento, en su literatura de ficción, en la que resultaría más probable alguna
referencia a posibles encuentros con seres de otros mundos, tampoco se
encuentra ninguna referencia a seres de otra procedencia. A diferencia de la
cultura Maya en la que hay de elementos que sí podrían
interpretarse como contactos con seres de otros orígenes.
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