lunes, 30 de agosto de 2021

Mis lugares míticos.- Egipto 37

 

¿Por qué Egipto? Y 4





Todos los interesados en la cultura del antiguo Egipto, antes o después, terminamos hablando de la Piedra Rosetta. Sin su descubrimiento e interpretación la egiptología hubiese sido diferente. Podríamos datar con el método del carbono 14 los monumentos y escritos hallados, y, posiblemente, gracias a los avances en la Inteligencia Artificial, quizás ahora o más adelante hubiéramos podido descubrir las diferentes etapas, y quizás los nombres de algunos de los faraones y dinastías. Sin embargo, lo que hoy en día se conoce de los acontecimientos históricos, e, incluso, del día a día de la vida del país, no sería ni tan siquiera Ciencia-ficción.

La citada piedra, en realidad un fragmento de una estela que en su tiempo se distribuyó en varios templos, se encuentra, como saben todos los lectores, e incluso la habrán visto personalmente, en el Museo Británico de Londres. Hay una copia exacta en el Museo de Antigüedades egipcias de El Cairo. Como dato anecdótico cabe citar que es el único objeto del citado museo que no es una obra original.

Para no repetirme, ya que en el capítulo anterior realicé una amplia descripción tanto de su contenido, como de su composición y de las circunstancias de su hallazgo, me gustaría únicamente que recordaran el año del descubrimiento, 1798, por la coincidencia que comentaré más adelante.

A pesar de que inmediatamente se percibió que podía ser la llave para abrir el arcano de la historia egipcia, la traducción tardó unos años. La piedra sufrió algunas vicisitudes, como pueden ser cambios de país y de propietarios.

Tras el descubrimiento, se hicieron varios intentos, con mayor o menor éxito, de reproducir los textos grabados en la piedra, e, incluso, se descubrió que el texto central estaba en escritura demótica, y no en siriaco cómo se creía hasta entonces.

Tras la marcha de Napoleón, las tropas británicas trataron de invadir el país, logrando tomar en 1801, tras una batalla a orillas del Mediterráneo, y tras sitiar al resto de las tropas francesas en Alejandría. Se hicieron con el dominio de la ciudad, y como premio adicional  de la Piedra Rosetta, no sin grandes controversias y disputas sobre quiénes eran los propietarios y debían tener no sólo la piedra sino todos los documentos generados por ella, y el resto de objetos antiguos descubiertos en la expedición francesa. Para no ser prolijo diré que la piedra en cuestión pasó a posesión de los británicos

A raíz de su descubrimiento, se iniciaron los esfuerzos por parte de numerosos eruditos, quienes, tras no haber logrado avances que resultaran significativos, fueron abandonando paulatinamente la tarea.

El texto griego de la Piedra de Rosetta fue el punto de partida, toda vez que el griego antiguo era muy conocido por los estudiosos.

Aportaciones muy importantes fueron la idea de que, al igual que en el chino, los nombres extranjeros fueron transcritos fonéticamente, y de que, al igual que en otros idiomas de la zona, hubiese signos que representaran tonos. Con estas ideas, Champolión, nacido el mismo año del descubrimiento, estableció el alfabeto partiendo de los cartuchos de Cleopatra y Alejandro. Posteriormente, publicó la primera gramática base del descifrado de toda la escritura de la cultura egipcia.



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