La
infancia
Para los egipcios de las épocas faraónicas , la llegada de descendencia a una familia, era un motivo de alegría, y a pesar de que había una cierta preferencia hacia los hijos varones, la llegada de una hija también era muy celebrada. Ya que pensaban que tener descendencia era considerado como la finalidad del matrimonio
Los egipcios conocían el ciclo de gestación, así como métodos de impedir el embarazo, usados estos frecuentemente para espaciar los embarazos. También practicaban un método para conocer si una mujer estaba embarazada, mojaban con orina de la presunta gestante, una mezcla de granos de trigo y cebada. Si germinaba, estaba embarazada. Dicen, aunque no creo en la inefabilidad de la prueba que si germinaba primero la cebada tendría un niño y en caso contrario una niña. Ni que decir tiene, es que si no germinaba ningún grano, es que no estaba embarazada.
A pesar de la documentación en papiros sobre enfermedades de la niñez y el parto, consideraban la mejor medida para evitarlas el uso de amuletos de divinidades. Al nacer el hijo, la madre le asignaba un nombre que generalmente tenía relación con los dioses o con alguna característica propia del recién nacido. Posteriormente, eran llevados a la Casa de la Vida, donde recibían el nombre definitivo por el que sería conocido durante toda su vida.
En la más temprana infancia, eran amantados durante largos años, tres o cuatros, existiendo consejos médicos para iniciar o fomentar la producción de la leche materna. La mortandad infantil era muy alta, debido sobre todo a las condiciones higiénicas y también a la con frecuencia, inmadurez física de las madres. Mortandad que se veía de nuevo incrementada con el abandono de la lactancia y el inicio de la alimentación normal de los adultos. En este punto se reforzaban los amuletos en forma de cinturones con inscripciones, figurillas zoomórficas y cilindros con bolitas de cobre que sonaban al moverse y especialmente con el llamado “ojo de Osiris·
Desde muy pequeños acompañan a sus madres a los trabajos, primero en una especie de bolsas sobre el pecho, posteriormente juegan y corretean por los campos, conforme se pueden ver en papiros y grabados, van desnudos, cubiertos solamente con los cinturones de protección de tipo mágico y llevan la cabeza rapada excepto por un mechón que les cuelga a un lado, así y con un dedo en la boca es como se representan en las estatuas y relieves, acompañando a sus padres. Situándose casi siempre entre las piernas de estos y representados siempre de un reducido tamaño con respecto al progenitor o a los progenitores.
Conforme iban creciendo, y dependiendo de la posición social de sus padres, se iban aproximando a las tareas que desarrollaran de adultos. Las muchachas aprendían a tejer, elaborar cosméticos o a la producción de cerveza entre otros menesteres, mientras que ellos, aprendían a cultivar, cuidar de los rebaños y a elaborar vino.
En las escuelas se les enseñaba la escritura jeroglífica, y el respeto a Maat (la armonía cósmica), y los más favorecidos, y ahí se incluyen también a algunas niñas, podían entrar en las escuelas de los templos junto con los destinados a ejercer las más altas funciones del País.
La infancia de las niñas, terminaba con la primera menstruación y la de los niños algo más tarde para evitar matrimonios precoces
No hay comentarios:
Publicar un comentario