viernes, 27 de agosto de 2021

Mis lugares míticos.- Egipto 34

 

¿Por qué Egipto? (1)








Repasando los recuerdos, quizás mi interés por esta cultura fuese iniciada por un profesor que tuve que se llamaba D. Ramón, fue hace tantos años que no recuerdo su apellido pero si su pasión por todo lo concerniente a Tutankamon.

No estoy seguro que fuera el verdadero origen, ya que durante años quedó el citado profesor en la capa más interior de los recuerdos. De lo que si estoy seguro es que en mi pirimer viaje a Egipto quedé subyugado por el Egipto faraónico que no, por el país actual.

Creo que sería imperdonable, al menos en mi caso, decir que la lectura temprana del hoy  casi olvidado Mika Waltari y su “Sinuhe el egipcio” fue uno de los más importantes iniciadores de mi pasión por el Egipto faraónico Lógicamente, no soy una excepción en esa pasión, es más si puedo serlo es gracias a una serie de  circunstancias y sobre todo a una serie de personalidades que guiados por esa misma pasión dedicaron una gran parte de su existencia a al estudio, descubrir y preservar la historia, la vida y las obras de esa extraordinaria civilización y  que han hecho posible el conocimiento de esta cultura incluso a los profanos como yo.

En este artículo me dedicaré a hablar de las razones materiales por las que ha sido posible la preservación de los objetos dejando para un siguiente la lista y los logros de algunas de las personas que más se destacaron por aflorar el maravilloso mundo de la Egiptología

Es indudable que han existido en la antigüedad otras culturas que  alcanzaron un alto grado de desarrollo, pero por su escaso grado de conservación de los restos su apreciación sólo está su apreciación al alcance de los especialistas. En tanto que la civilización faraónica debido a las condiciones que desarrollaré a continuación puede apreciarse hasta por los más legos.

Una de las razones para la conservación fueron las condiciones geográficas y ambientales, ya que fuera del corredor de El Nilo, el clima es extremadamente seco. Razón que evita en gran medida la degradación por la humedad, toda vez que la gran mayoría de lo conservado se hallaban  en las llanadas tierras rojas (secas y áridas) y no en las tierras negras (bañadas por las inundaciones y fértiles.

Sin embargo, siendo estas circunstancias que resultan imprescindibles no son las más determinantes que vinieron marcadas por la personalidad del pueblo egipcio que se caracterizaba:

1.- Por su meticulosidad y extremo celo en recoger todos los datos de sus actuaciones. Hay notaciones de las raciones que se daban a los trabajadores, del número de obreros que trabajaban en cualquier explotación u obra pública, se los tributos recaudados y de cualquier actividad gracias a la legión de escribas. Al descifrarse la escritura utilizada esta circunstancia ha dado lugar a conocer con exactitud como transcurría la vida tanto la oficial como la cotidiana.

1.-La obsesión que sentían por la eternidad no sólo en lo referente a las personas y a la resurrección, si no también el durabilidad de los materiales empleados y en las técnicas de construcción de edificios como en la escultura. El uso de la piedra y el papiro hicieron posible que hayan llegado hasta nuestros días monumentos y escritos en un admirable estado de conservación. La arena, que en general resulta destructora por la erosión, en el caso de algunos templos como el de Edfu, resultó muy beneficiosa ya que lo mantuvo enterrado a salvo de las inclemencias meteorológicas y de la barbarie de los humanos.. 


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