Templo de
Karnak
Durante
siglos, este lugar fue el más influyente centro religioso egipcio. El templo
principal estaba dedicado al culto del dios Amón, pero como en otros templos
egipcios también se veneraba a otras divinidades.
Hay que
recordar que en el antiguo Egipto, la construcción de los templos se iniciaba
siempre por el santuario, lo que significa que Karnak se comenzó por el
centro y se terminó de con la construcción
de los pilonos o puertas del recinto. Aún se conservan fragmentos de las pinturas de vivos colores con la que
estaba decorado todo el recinto del templo
Hay
diferentes lugares dentro del complejo dedicados a otros dioses, entre los que
podemos citar a Mut, Opeth, Ptah y Jonsu
Existía
también un lago sagrado, donde se celebran espectáculos de luz y sonido, no tan
impactantes como los de Abu Simbel, pero dignos de verse, narrando la historia
del complejo y les dioses a los que está dedicado el conjunto.
Existen
numerosos numerosas capillas de menor tamaño, y así como gran número de salas
estancias y almacenes dentro de la muralla que rodea el recinto principal.
La
diferencia principal entre el templo de Amón en Karnak, y la mayoría de los templos egipcios es el
tiempo se tardó en la construcción y las ampliaciones siguientes. Aproximadamente
unos treinta faraones fueron los que con sus aportaciones los que convirtieron
el templo en el mayor de los conocidos.
La entrada,
entre dos gigantescos pilonos, está precedida por un dromos o avenida de
esfinges que llegaban hasta el templo de Luxor. Desde los citados pilonos, se
accede a un gran patio porticado donde se encuentra, a la izquierda, el
templete del faraón Seti II y la monumental estatua de Pinedyem I a la derecha el
templo de Ramsés III al frente, la sala
hipóstila, y un al fondo los obeliscos de Tutmosis I y Hatshepsut; después hay una serie de
estancias, con patios menores, y el santuario, a los que sólo podían
acceder el faraón y los sacerdotes
La sala
hipóstila de Karnak es una de las partes más singulares del conjunto religioso.
Con 23 metros de altura, es un espacio arquitectónico cuya cubierta (hoy
desaparecida) estaba sustentada por 122 gigantescas columnas más altas en las
dos filas centrales que en las laterales, conformando un gran pasillo, cuya
disposición posibilita iluminar desde el eje de la sala. Como material se
utilizó la piedra, tallada en bloques que conforman los tambores de las
columnas. Estas sustentaban en basas y terminaban en gigantescos capiteles papiriformes
y campaniformes, sobre los cuales se apostaban enormes dinteles que sostenían
una cubierta adintelada. Los fustes de tan colosales columnas se encontraban
decorados con relieves polícromos, encargados de complementar la grandiosidad
del lugar sagrado.
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