sábado, 28 de agosto de 2021

Mis lugares míticos.- Egipto 35

                                                   ¿Por qué Egipto? (2/3)







En la entrada anterior, di algunos de los motivos que originaron mi interés por el Egipto faraónico, y lo basaba, especialmente, en unas cuestiones materiales, y en una novela de ficción. A pesar de que ese fuera el inicio, no cabe duda de que, sin la actuación y el estudio de los egiptólogos, no hubiese sido posible el conocimiento de la vida, usos, y costumbres del antiguo reino de las orillas de El Nilo. Hubiésemos tenido unas ruinas, y unos monumentos, pero sin una vinculación con los hombres y mujeres que los construyeron, y les dieron sentido. Por esta razón, creo que en estas páginas debe ser obligatorio rendir un homenaje a los que hicieron posible el  conocimiento de esa civilización.

Creo innegable que la Piedra Roseta, y, más concretamente, su utilidad como “traductor”, marca un hito que divide en dos épocas del conocimiento de la historia. Cambia la forma de aproximarse a esa civilización faraónica al posibilitar la comprensión del idioma utilizado por los egipcios de la época, siendo la herramienta que nos acercó a un pueblo que tenía pasión por la exactitud, y que dejaba constancia escrita de todos sus quehaceres. Varió completamente los conceptos pasando de un coleccionismo por su antigüedad y exotismo, no exento de rapiña, a un deseo de conocer las realidades, pensamientos, y civilización de una época muy importante de la humanidad. Es decir, marcó las diferencias entre (salvo honrosas excepciones) los buscadores de tesoros y aventuras,  y los estudiosos del antiguo Egipto.

Por la limitación de espacio, en este capítulo sólo me podré referir a algunos de los que se interesaron por la historia más antigua de ese país, y que fueron contemporáneos de la época faraónica. No olvidemos que entre el tiempo pre dinástico y la última reina pasaron aproximadamente 4.000 años, y que nuestra era va por el año 2020.

Se puede considerar como el primer interesado en el estudio de su arte y cultura al cuarto de los hijos de Ramsés II, llamado Khaenwase (dato obtenido por gentileza de Julio Cuesta), que, entre otras cuestiones, restauró las grandes pirámides de la meseta de Gizeh.

Qué duda cabe que Herodoto, el considerado padre de la historia, jugó un papel importante en el descubrimiento por parte del mundo occidental de aquellos años de la civilización egipcia. Ciertamente,  fabuló sobre ella, como era habitual entonces, y da por cierta una versión sobre el carácter de Keops y la construcción de su gran pirámide, describiendo las técnicas de construcción de la misma. Acuñó la definición más acertada del país, que sigue vigente en la realidad actual: “Egipto es un don de El Nilo”.

Cabe decir que, en su tiempo, y por confortaciones con otras escuelas filosóficas, fue desacreditado, y tratado de fabulista, siendo rehabilitado, y considerado otra vez como historiador creíble, en El Renacimiento

Alejando Magno también mostró su interés por el país, y en su incursión hacia Oriente estuvo allí, e, incluso, al igual que a los Faraones, se le consideró un ser divino, y se le erigieron templos. Tras su muerte, algunos de sus generales volvieron al país, estableciendo una época, y unas nuevas técnicas de construcción y ornamentación, conocidas como el periodo helenístico, estableciendo la dinastía la Ptolemaica, que transcurrió desde el año 305 a.c. hasta el 30 d.c., con la muerte de su última reina Cleopatra, y su anexión al Imperio Romano. Durante esta postrera dinastía se reconstruyeron infinidad de templos en el llamado estilo ptolemaico, como los de Edfú o Filae.

Ptoloméo II encargó a Mametom una historia del pueblo egipcio para conocer mejor la historia del pueblo que gobernaba, encargo que realizó y plasmó en su libro Aegyptiae.

Desgraciadamente, esta obra se perdió, y solo quedan pequeños fragmentos, recogidos por historiadores cristianos del siglo VIII. Sin embargo, Josepho, en su afán de documentar la antigüedad del pueblo judío, rescató un capítulo entero, en el que identifica a los judíos con los hicsos, al ser ambos de la misma zona geográfica,  que reinaron durante el Segundo periodo intermedio dinastías XV y XVI.

 



No hay comentarios:

Publicar un comentario