Los
Sacerdotes
En una de las primeras entregas de esta serie, dije que había que tener en cuenta, que el Egipto faraónico había durado unos cuatro mil años y aquí debo recordarlo de nuevo en referencia al estamento sacerdotal, puesto que los cometidos, su importancia y su estatus social varió a lo largo de los siglos, sobre todo teniendo en cuenta la complejidad de sus creencias religiosas y con las distintas organizaciones y relaciones de las divinidades, muy distintas de lo que podría ser las religiones griegas o romanas, ya que en Egipto, se solapaban de forma muy compleja . En entregas posteriores, desglosaré la superposición de divinidades y sus relaciones.
Como principio, y como elemento común a todos los tiempos y a los diferentes cultos a los casi infinitos dioses el único ser vivo que podría entrar en la parte más sagrada del templo: El llamado santuario, lugar donde el Faraón podía hablar con el dios, en principio como hijo suyo y desde Ramsés II como auténtico Dios vivo.
Era materialmente imposible que el Faraón pudiese oficiar en los incontables templos que existían en todo el país, por ello delegaba en un sacerdote para dicha misión, con lo este que podía oficiar en su nombre.
En un principio, el cargo era rotativo entre los servidores del pueblo y no requería una preparación especial, ya que existía un sacerdote lector que iba leyendo todos los pasos a dar para cumplir debidamente la liturgia.
Posteriormente y con especial relevancia en los grandes templos, se creó una autentica casta sacerdotal con unas jerarquías muy estructuradas, hasta el punto que los grandes sacerdotes, aquellos en los que había delegado el Faraón, delegaban en otros para los templos menores del recinto, caso de haberlos.
No todos los sacerdotes, cuando se desarrollo el estamento, tenían el mismo cometido ni la misma categoría, cosa que se demuestra por el reparto de las ofrendas recibidas de los fieles. En primer lugar, se encontraba el Sirviente de Dios o también conocido como “Abridor de la puerta del cielo”, que era el autorizado por el Faraón para en su nombre entrar en la zona sagrada del templo, le seguí el portador de los papiros, a continuación el lector, que le indicaba al Servidor de Dios la liturgia. Además estaban establecidas numerosas categorías inferiores, desde los portadores de las andas en las procesiones y traslados, los cantores y todo un ejército al servicio del templo y la administración de las riquezas del mismo.
La misión del Servidor de Dios, era cuidar del Santuario y acicalar al Dios que moraba en él. Este trabajo lo realizaba dos veces al día y antes de penetrar en el recinto, se bañaba para purificarse en el lago sagrado del Templo, le sahumaban con incienso y a continuación para purificarse la boca ingería sal, por último se cambiaba toda a indumentaria y ya podía abrir la llamada Puerta del cielo
El poderío económico de los templos y sus sacerdotes fue tal, que hay teorías muy fundadas en que la adopción por parte de Akenatón de una nueva religión monoteísta, fue en gran medida para emanciparse del asfixiante dominio de los sacerdotes de Amón.
Sin embargo y por encima de los dioses, los sacerdotes continuaron con un gran poder en la sociedad, ya que si bien el Faraón hereje: intentó quitarles poder, su sucesor fue el Gran Sacerdote de Atón, Ai.
Como ejemplo muy significativo de ello, del poderío e influencia de los sacerdotes, es que en tiempo de Ramsés III el Sumo sacerdote de Karnak, ejercía su dominio sobre una superficie equivalente al 3% del con la superficie de España, con una dotación humana de casi 8.000 personas, que incluía 65 pueblos y en el que pastaban casi medio millón de cabezas de ganado.
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