Las
dinastías
Durante el devenir
de la serie de escritos que he realizado sobre el tema. He mencionado de forma
reiterada el concepto de dinastía. Incluso en la segunda entrega incluí una
cronología de las mismas, que los egiptólogos utilizan para señalar reinados y hechos históricos
fundamentales para ubicarlos en su tiempo y contexto.
¿Qué es y que representa
una dinastía en el Egipto faraónico? De una manera reduccionista podríamos
definirla cómo”conjunto de gobernantes que proceden de una
misma familia”.
Este concepto no
es del todo cierto siempre. En periodos
de transición se ha dado el caso de que el padre está encuadrado en una
dinastía y el hijo en la siguiente. Tampoco fue infrecuente que el siguiente
monarca, fuese algún allegado, sin vínculos de parentesco, como los últimos
faraones de la XVIII dinastía.
Los egiptólogos ligan el inicio de dinastía con cambios
importantes en las liturgias, generalmente impulsadas por el grupo que tomaba
las riendas del poder político. Desde el inicio de la historia egipcia, la
política y la religión (al igual que en todas las culturas antiguas y actuales)
estaban separadas por una tenue frontera. Como prueba que hasta la dinastía XIX
los faraones al morir pasaban a ser
dioses. Esta situación se mantuvo hasta
el reinado den Ramsés II que se transformó en un dios viviente, cómo todos sus
sucesores.
La definición adecuada sería la siguiente: “Periodo que
transcurre entre modificaciones de liturgia y que generalmente estaba regida
por miembros de la misma familia y allegados y afines”.
Esta definición está en con contradicción aparente con la
revolución religiosa promovida por el faraón de la XVIII dinastía Amenhotep IV,
que tras abrazar el monoteísta culto a Atón paso a denominarse Akenatón ,
declarando esta religión cómo la oficial del estado.
La pregunta que inmediatamente surge es: ¿Cómo es posible que
con este cambio tan drástico no se iniciara una nueva dinastía? La respuesta está implícita en la definición
de dinastía. No hay variación litúrgica. Hay una religión apócrifa que intenta
sustituir a la tradicional.
Esta tentativa, que en modo alguno alteró la liturgia y
modelo de la religión tradicional. Tuvo un corto recorrido. Ya que apenas se
mantuvo vigente tras la muerte del instigador. Amenhotep IV o Akenatón, fue
declarado faraón hereje y la religión
que él implantó, fue desmantelada física y espiritualmente. Prácticamente se borró de la historia oficial.
Los últimos tiempos del periodo de Amarna; como se le conoce, fue
un periodo históricamente obscuro. Tutankatón, uno de sus sucesores e hijo suyo,
volvió a implantar como oficial la religión oficial el culto a Amón
escenificando la restauración con su cambio de nombre por el de Tutankamón con
el que pasó a la historia e incidentalmente a la fama gracias a Howard Carter.